domingo, 5 de octubre de 2008

La Escolastica. De Aristoteles a Santo Tomas a la Filosofia Moderna

Durante la edad media, disputas sobre el estado, sobre su naturaleza y conformación, giraban en torno a su posición u oposición con respecto a la Iglesia. Es así que para las autoridades de la época, la comunidad temporal existía en contraposición de la comunidad espiritual. Para los papas, cardenales y demás representantes eclesiásticas, existió un claro desprecio por el razonamiento científico, el empirismo y la autoridad temporal. Sin embargo, para los diversos pensadores de la época, la relación Estado - Iglesia era un tema de mucha discusión e inmersa en estas disputas, nació la escolástica.

La filosofía escolástica es considerada el ingrediente filosófico mas importante de la edad media, que ha sobrevivido diversas épocas y que engloba corrientes musulmanas, judías y cristianas (Ferrater:1060). Se le critica a la escolástica cristiana de ser ancilla theologiae (sirvienta de la teología), pero como bien explica Ferrater, esta es una afirmación inexacta y refutable porque para autores como Alberto Magno y Tomas de Aquino, la filosofía (diferenciada de la teología) basta para si misma; lo sabido se diferencia claramente de lo creído (Ferrater 1060).

E.A. Moody citado por Ferrater, distingue cuatro etapas de la escolástica: la alta escolástica (especulación teológica-metafísica), la invasión del pensamiento griego (aristotélico principalmente), un periodo de empirismo (influencia de Santo Tomas de Aquino), y uno de florecimiento (el paso de la escolástica y la ciencia y a la filosofía).

La segunda etapa marcó un hito importante en el progreso de las ideas filosóficas del medioevo. A principios del siglo XIII, en un momento de fuerte oposición política a la enseñanza de las obras de Aristóteles, se dio una confrontación importante entre estudiantes universitarios y las autoridades eclesiásticas. Documentos oficiales de la iglesia intentaron censurar lo que Bacigalupo llama el factor desestabilizador de la cultura religioso defendiendo a toda costa una tradición agustiniana (Bacigalupo:16). Sin embargo, el impacto que tuvo la recuperación de los textos de la antigüedad en los académicos y estudiantes a mediados del siglo XII, generó nuevas interpretaciones muy difíciles de erradicar. Para fines del siglo XIII la lucha se radicalizó. Ante una postura tajantemente radical, liderada por el pensamiento del filósofo árabe Averroes, surge una escuela aristotélica moderada que en vez de ver ciencia y fe como entes paralelos irreconciliables, ve ciencia y fe como una unidad. La muerte del papa Juan XXI trajo el fin de la resistencia. Las autoridades eclesiásticas cedieron, acogieron la síntesis de Tomas de Aquino, y las universidades volvieron a discutir abiertamente los postulados de la antigüedad (Bacigalupo:27).

Para algunos, la escolástica puede distinguirse de la filosofía moderna, pero para otros el segundo es la continuación del primero (Ferrater:1061). Bacigalupo nos dice que en la filosofía moderna prevalece el saber científico de cualquier otro saber humano. Al finalizar la lucha por censurar la lógica aristotélica se retoma y se desarrolla una cultura cientificista en el medioevo. Hasta cierto punto, el tomismo se vuelve un pensamiento emblemático de esta época; un primer paso de reconciliación entre la fe y la razón; entre lo natural y lo sobrenatural.

Las obras de Tomas de Aquino son muy útiles para entender el medioevo como un primer paso hacia la modernidad. Intenta fusionar la teología y la filosofía, cada una ‘libre’ de la otra, pero ninguna indiferente. Sin embargo, inevitablemente, como pensador condicionado por su época, Santo Tomas aunque intenta buscar un ‘equilibrio’ entre fuerzas (razón y fe), el primero siempre estará en el fondo subyugado por el segundo. En el texto de Galán se afirma que Santo Tomas ve en Dios el origen común de ambos poderes; estatal y celestial. Es decir, en materia espiritual se debe mayor obediencia a la potestad espiritual que a la temporal, pero en la esfera política, se debe mayor obediencia a la potestad secular (Galán:63). Es así que Santo Tomas establece áreas de acción, esferas de poder para cada autoridad. Y así como existen estos espacios también existen leyes: el derecho civil y el derecho canónico. Es así que para cada esfera, hay una regulación, y para cada regulación existe un fin. Pareciera entonces que de lo que se ocupa la ley civil es de lo externo, de la convivencia, de lo social, mientras que de lo que se ocupa la ley canónica es de lo interno, de la salvación de alma, del perfeccionamiento del espíritu.

Recordemos que aunque pareciera que cada esfera es independiente y autónoma, Tomas de Aquino, no deja de interrelacionarlas, y además, jerarquizarlas. En este sentido, Galán explica que la ley cívica y el fin cívico no puede intrometerse en materia de interés del fin espiritual, sin embargo, el poder espiritual (ya sea por consentimiento, por derecho o como medio para el cumplimiento de su fin) si puede interferir en asuntos temporales. Evidentemente el poder de la fe es mayor, su dominio supera al del temporal y la condiciona.

Galán distingue el poder directo del poder indirecto. Afirma que en los textos de Santo Tomas, existe una potestad indirecta que le permite a la Iglesia corregir circunstancias y ordenamientos políticos en tanto que estas interfieren o pueden ser de utilidad para la obtención del fin último espiritual. Evidentemente, sea directa o indirectamente, un fin se impone sobre el otro. Por ende para Santo Tomas no existe un Estado laico. Tanto la ley interna como la externa están bajo del dominio de Dios, de la salvación del alma, de lo espiritual (Galan:76). Es así que el fin mismo del Estado es definido de acuerdo a parámetros espirituales. Santo Tomas marca una diferencia entre bien común y bien privado. El primero por ser el mas ‘divino’ es para Tomas de Aquino el fin último del estado: un fin ético.

Tomas de Aquino: miembro de la orden dominicana, en gran parte agustiniano, magíster en teología, capaz de integrar las enseñanzas de Aristóteles en sus interpretaciones de lo temporal y lo espiritual, es un claro ejemplo de cambio dentro del pensamiento filosófico de la época. De no haber sobrevivido Aristóteles a la persecución eclesiástica del siglo XIII quizás el transcurrir de la historia política hubiese sida diferente. La escolástica en su tercer periodo sintió el legado de Santo Tomas a través del empirismo. Y así, las etapas consiguientes serán producto de un desarrollo continuo de la relación entre razón y fe.

Maria Paula Brito

Bibliografia

Ferrater Mora, Joseph Diccionario de Filosofía, Barcelona, Ariel, 1999

Galán y Gutiérrez, Eustaquio La filosofía política de Sto. Tomas de Aquino, Madrid: Revista de Derecho Privado, 1945

Bacigalupo, Luis E. Aristóteles en Paris: la escolástica medieval como periodo de gestación de la modernidad filosófica
Lima, PUCP, 2001

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante; como bien se puede abstraer del post, en la particular concepción aristotélica-cristiana de la política, fortalecida por Santo Tomás, la sociedad es comprendida como comunidad perteneciente a un orden natural y regida, por tanto, por este iusnaturalismo que se da antes del orden político, es anterior a este, lo preexiste. Lo político y su poder, entonces, se legitiman en este orden natural y no por si mismos.
Para garantizar dicho poder, la escolástica, siempre siguiendo a Aristóteles, plantea que virtud y prudencia son inseparables para el gobernante, combinación que recuerda bastante a la "virtú y fortuna" maquiaveliana; la diferencia es interesante porque, si bien se conserva a la virtud, la prudencia, vinculada a la moral en la escolástica, es dejada de lado, de ahí que el pensamiento de Maquiavelo sea considerado carente de moral, en el sentido cristiano que preconizaba la escolástica, claro está. Sería interesante que más adelante confronten a estos dos autores. Felicitaciones por el blog.

Francisco Rivera.

viagra online dijo...

ya veo, siempre ha sido lo mismo! estos filósofos no tienen remedio.